domingo, 9 de diciembre de 2012

ESTA ES UNA FÁBULA SOBRE EL MMS Y MÁS ABAJO TIENES INFORMACIÓN SOBRE EL MISMO


VERSIÓN FARMACÉUTICA DEL PATITO FEO

En agradecimiento a un gran hombre, Jim Humble, el descubridor del MMS. 

Érase una vez un mineral que se dedicaba a potabilizar el agua y que tenía dos primos muy famosos e importantes, a los que conocía todo el mundo. Uno era el encargado de potenciar el sabor de todos los platos cocinados a lo largo del mundo entero: la sal común. El otro era el que se encargaba de potabilizar el agua en un montón de países: el cloro. Mineralito (nombre que recibe un mineral cuando es tu amiguito) tenía que conformarse con hacer trabajos a pequeña escala, muchas veces de manera individual, en pequeñas garrafas e incluso en botellas.

Soñaba con hacer cosas importantes y con ser de utilidad para la humanidad, aunque como tenía buen corazón, se sentía orgulloso del trabajo que hacía con los humanos que lo utilizaban, aunque fuesen unos pocos.

Un día, un humano, llamado Jim Humble, descubrió que Mineralito podía curar la malaria…
-Espera un momento ¡¡la malaria no tiene cura!!- dijo Jim con cara de asombro a Mineralito.
-Yo tampoco sabía que podía curarla- respondió Mineralito.
-Pero ahora que lo sabes, ¿qué más cosas puedes curar?- preguntó Jim.
-No lo sé- respondió. –Siempre quise hacer cosas importantes, pero nunca me atreví a imaginar el curar enfermedades ni cosa de esas que hacen “los fármacos importantes”-.
-¿Te gustaría que te ayudase a descubrir todo lo que puedes hacer?-
-¡¡De acuerdo!! Pero tengo mis condiciones. Quiero que todos sepan lo que puedo hacer y que no sea propiedad de nadie. Y quiero ser asequible para todo el mundo- inquirió Mineralito.

El humano miró con ternura a Mineralito, sabedor de que un simple mineral como él nunca formaría parte de la lista de patentes de las todopoderosas farmacéuticas, aunque no se lo dijo, porque, ¿acaso importaba?

Y fue así que juntos descubrieron que Mineralito era la respuesta terapéutica a muchas enfermedades de humanos y animales que hasta entonces no habían tenido cura, o esta era muy costosa y poco apta para gran parte de la humanidad.

Descubrieron que destruía virus y retrovirus, bacterias, hongos, parásitos, oxidaba metales pesados e incluso neutralizaba venenos y substancias tóxicas diversas. Y todo ello sin dañar a las células sanas.

Y ocurrió que muchos fármacos, que hasta entonces eran la élite de las medicinas, empezaron a sentir celos de Mineralito, un mineral sin estudios, que ni siquiera era de buena familia, de tal manera que le insultaban y hacían la vida imposible. No le dejaban ir a sus fiestas, pese a haber demostrado que era merecedor de un lugar de privilegio entre ellos. Se burlaban de él porque no entendían que un solo mineral pudiera ser el remedio para la mitad de las enfermedades para las que trabajaban los invitados a las fiestas y que muchas veces tenían que trabajar juntos para no conseguir solucionar nada al final.

Mineralito, viendo aquello, entristeció.
-¿Por qué me odian todos?- preguntó a Jim.
-Porque tienen miedo. Miedo de hacer peligrar su existencia. Ten en cuenta que sus familias han gastado mucho dinero en sus estudios, para llegar hasta donde han llegado. Y ahora llegas tú, sin la idea de hacerte rico y con buenas intenciones y no lo comprenden. No están diseñados para entenderte. Pero no te preocupes, siempre tendrás el amor de aquellos que son capaces de ver más allá de los títulos universitarios y nobiliarios. Siempre estaremos a tu lado y te apoyaremos-.

Y fue así como Mineralito y su descubridor, junto a un montón de gente que no busca nada más que el bienestar de sus congéneres, continuaron (y continúan) desarrollando su trabajo, sin mayor pretensión que la de ayudar a los demás y recibir a cambio la satisfacción personal que supone hacer algo bueno.

Gracias, Jim. 

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